Seguidores

martes, 15 de noviembre de 2011

"Ángel de la Guarda" - Prólogo

¡Hola!
Lo prometido es deuda así que aquí les dejo el prólogo de esta novela, a diferencia de la otra, los capítulos serán un poquito más largo y quizás la novela también. Les pido que me tengan paciencia con respecto a las publicaciones, lo haré poco a poco y cuando pueda,desde luego las terminaré algún día porque estas historias ya están en mi cabeza y para sacarlas si que cuesta xD
Ahora mismo tendría que estar estudiando pero decidí publicar esto primero. Me he sorprendido con el tan poco número de comentarios de las entradas anteriores pero, no tengo derecho a quejarme, ¿Por algo será, verdad? Quizás porque duro mucho tiempo sin publicar o porque mi tiempo últimamente esta muy revuelto y reducido como para pasarme con frecuencia por los otros blogs como lo hacía antes, les digo que cada vez que puedo paso por los blogs, siempre estoy revisando la lista de actualizaciones de los blogs que sigo, pero hay veces en que por x o por y Blogger no me deja comentar y otras en la que he hecho una visita flash, no me he olvidado de ninguno de ustedes, pero mi vida se ha vuelto un desastre y estoy intentando "Organizarla" y pues con lo que me ha pasado, no se me facilitan mucho las cosas. No son excusas porque no tengo motivos suficientes.
Bueno, espero que disfruten del prólogo y les guste lo que será una de mis siguientes novelas (:




Prólogo.

El timbre que indicaba que la hora del almuerzo había terminado volvió a sonar por cuarta vez. Joe con suma pereza finalmente se levantó de su puesto en la mesa junto a su hermana y con la mano se despidió de ella. Las clases habían sido un poco pesadas, química a primera hora lo había puesto de un humor detestable.

El pasillo estaba lleno de estudiantes correteando hasta sus clases, él se fue abriendo espacio entre ellos hasta llegar al aula donde vería su próxima materia; Español. No es que le desagradara, pero literalmente no hacían absolutamente nada ahí… Su profesora de español estaba completamente loca y de su boca no salían más que babosadas acerca del romanticismo, era detestable.

Se dirigió al mismo puesto de siempre; junto a la ventana. Desde que había entrado a ese instituto siempre había ocupado el mismo lugar, igual que en la cafetería, en el gimnasio y en otras partes de la institución. Su vida era demasiado monótona para importarle.

La Señora Collins empezó dando la clase… Escribió en grande en la pizarra “El Romanticismo como movimiento literario”

Sí. Su profesora estaba desubicada mentalmente, ¡estaba obsesionada con el romance! Y lo peor del caso, es que era una vieja de cuarenta y muchos solterona que vivía con unos cincuenta gatos… O tal vez más. El punto es que desde que la conocía era muy ilusionada con el amor y todos sus derivados… Y siempre estaba sola.

La Señora Collins empezó a explicar sus puntos de vista acerca de cómo se convirtió en una influencia el romanticismo. Joe suspiró cansadamente fijando la vista en las afueras del instituto… El aula estaba en el cuarto piso del edificio y podía ver todas las áreas verdes desde ahí. Los árboles le daban sombra a los estudiantes que tenían horas libres, unos caminaban por la grama y otros conversaban, los jugadores de rugby practicaban en la cancha y a su lado estaban las porristas.

Nada interesante para él

Muchos solían decir que era demasiado indiferente como para importarle realmente el mundo… Pero ellos no sabían que a él si le importaban ciertas cosas… Muy pocas, a decir verdad. Una de ellas era su familia y otra era… Su familia. Para ser Joe un frívolo de primera, él tenía amigos, era conocido en todo el instituto y era popular, esa era una de las razones por las que no prestaba realmente atención a su vida… Era muy superficial para su gusto. Era muy superficial para siquiera importarle.

Se quedó fijamente viendo a una chica que estaba sentada en un banco de la plaza principal, llevaba el cabello recogido en una cola e iba vestida con unos jeans negros y una camiseta blanca, por la altura no podía describirla perfectamente… Pero si podía ver como ella lo observaba fijamente, aun estando en el cuarto piso podía sentir la penetrante mirada sobre él. Un cosquillo extraño hizo que su estómago se removiera incómodo… Una sensación de seguridad y… ¿Acidez? Lo invadió instantáneamente.

Joe pegó la frente al vidrio como si quisiera traspasarlo y así poder verla mejor. Desde luego, a pesar de ser uno de los chicos que toda la escuela conocía, él no era de quedarse mirando fijamente a una chica… No buscaba chica desde que tenía doce años y a su edad, no pasaban más que unas ojeadas, esa era la razón por la cual sus novias seguidamente rompían con él alegando que era un idiota despistado, “Un idiota desagradablemente despistado”; eso decían las chicas exactamente. Y era en esos instantes donde Joe no comprendían porqué lo seguían buscando.

El masoquismo de la humanidad, desde luego.

La chica empezó a caminar alejándose de la plaza, empezando a travesar el campus sin volver a levantar la vista hacía él… La estaba siguiendo con la mirada cuando una voz chillona lo interrumpió llamándole la atención.

-Señorito Joseph, Díganos cuales eran las características del romanticismo y quién fue su principal promotor –Pidió demandante la Señora Collins en frente de él.

Joe miró hacía su cuaderno abierto en el que no había copiado nada y luego miró la pizarra.

-Disculpe, no presté atención –Dijo finalmente con voz sincera mirándola a través de las largas pestañas negras.

-Como en todas las clases. Se lo he dejado pasar varias veces, ¡pero esto es el colmo! –Bufó la Señora Collins. Ella era una mujer con arrugas en la frente, tenía los ojos de un café claro y siempre usaba unas gafas en la punta de la nariz. Todo el tiempo llevaba el cabello recogido en un moño donde se hacían notables las canas que nunca se teñía para ocultarlas… Vestía pantalones holgados y llevaba una bufanda blanca –esta cambiaba de color regularmente puesto que nunca se quitaba una del cuello, así hiciera tremendo calor-, y sus zapatillas de suela plana tejidas nunca faltaban.

Joe se rascó el cuello incómodo por la mirada que la Señora Collins le brindaba… Estaba llena de una ligera furia que de pronto hizo que el joven temiera solo un segundo de ella.

-Quiero un trabajo con los movimientos literarios que han existido, con su definición y sus respectivas características, Señorito. Para el lunes –La voz de la profesora era fuerte y transmitía ira contenida, se dio la vuelta acomodándose su bufanda y siguió con la clase.

-Genial, lo que me faltaba –Murmuró Joe para sí mismo. Ahora tendría que pasar el fin de semana haciendo ese trabajo…

Las horas siguientes a la de español se hicieron muy largas, pero finalmente ya estaba en el aparcamiento dentro de su coche esperando a su hermana para partir a casa.

Al nada más subir al auto había encendido el aire acondicionado, estaba haciendo un calor de infarto… Tan típico de Phoenix. Y más que estaban a principios de verano y finalizaban el curso… Pronto estarían de vacaciones.

-¡Hey, Joe! –Su hermana golpeó el vidrio del auto un par de veces hasta que su hermano lo bajo- ¿Podrías llevar a Lilly a su casa? –Preguntó señalando a su mejor amiga.

Joe asintió una sola vez esperando a que el par de chicas se subieran, estas se subieron juntas en la parte de atrás… Dejándole el asiento de copiloto vacío al chico.

El cotilleo de su hermana y su amiga hacían que le fuera imposible concentrarse en la música que estaba sonando. Rodó los ojos cansadamente y se concentró en las calles que estaba tomando para llegar a casa de Lilly y así tomar un atajo a la suya propia.

Se acercaba el siguiente semáforo cuando Joe sintió algo muy extraño a su lado, se volteó por un segundo para soltar sorprendido el volante al otro.

A su lado, en el asiento de copiloto, estaba la misma chica que había visto en la plaza mientras estaba en español… Estaba ahí, junto a él, sentada como si fuera de lo más normal.

Joe sintió un fuerte impactó en su frente, escuchó los gritos de su hermana y su amiga… En un instante vio el rostro contrariado de la chica a su lado y luego, cayó profundamente sumergido en la inconsciencia.

------------------------------------

Que tengan una buena semana, no se olviden de comentar ;D

Susan.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Prólogo - Cuando el sol se esconde.


Hoooolaaa, aquí señorita desaparecida (:
Espero que me perdonen, pero mi vida se ha vuelto un lío últimamente... Y pues, si les contara todo lo que me ha pasado no acabaría nunca, así que resumo; Nuevo doctor, nuevos resultados nada agradables, nuevo reposo...
Con el reposo ese que me mandaron; se me acumularon muchas clases que tengo que organizar y presentar muchas evaluaciones juntas, eso significa; Menos tiempo para mi, menos tiempo para blogger.
Pero como no puedo vivir sin escribir nada, les dejaré el prólogo de esta nueva novela, trataré de subir capítulo una vez a la semana y además le tengo otro prólogo de otra novelilla que se esta cocinando por ahí entre mis documentos, quizás mañana por la tarde o domingo lo publique.
Con respecto al primer capítulo de esta historia, pronto llegará, solo dejenme organizarme un poco... Hay muchas otras cosas que debo terminar :S
Bueno, sin extenderme más... Les dejo con el prólogo, ¡espero que les guste! haré lo posible por publicar pronto...
¡No se olviden de comentar! ¡Que lo disfruten! ;)



Cuando el sol se esconde – Prólogo.

Tic, tac, tic, tac…

El reloj de la tienda se detuvo inesperadamente, faltaban quince minutos exactos para las siete de la noche.

Un lejano espectador se oculta entre las sombras, observando a una joven cerrar su floristería, detallándola, de arriba abajo, concentrándose repentinamente en unas verdes venas que se divisaban bajo la traslucida piel.

¿Cómo podía captar esos detalles?

Simple; su visión se lo permitía, podía verla como si la tuviera justo al frente.

La joven empieza a caminar, sintiendo algo tras de sí, pero no se voltea a verificar, en cambio, cruza a la izquierda a la solitaria calle que siempre toma como atajo para llegar más rápido a su departamento.

El espectador se ha convertido en un acechador, una sonrisa cínica y hambrienta adorna su rostro, es la hora punto.

El sol se ha escondido.

Y él está hambriento.

Los pasos de la chica son los únicos que se escuchan, los de él se han convertido en pasos mudos, pasos que no pierden pisada alguna de ella.

Empieza a hacer frío y Danna –la joven- se cruza de brazos y apura el paso.

La sombra de una pared era el escondite del asechador, que sin darse cuenta; estaba dos metros lejos de ella.

Danna voltea repentinamente, entonces, lo ve.

Un jadeo se apodera de su garganta y sus pies han sido obligados por una extra compulsión mental a quedarse clavados en el piso; no puede correr.

Él ladea la cabeza, mirándola fijamente, aun sonriendo.

Algo afilado sobresalió de sus labios; Unos perfectos colmillos.

Esta tan cerca que puede oler su miedo, huele sus ganas de huir… Y con eso, simplemente con eso, su instinto depredador ha sido activado completamente.

Pero algo ocurre, en una sola fracción de segundo todo cambia.

Él ha dejado de ser un acechador y ella, Danna, se le ha colgado en la espalda con un movimiento demasiado rápido.

-Sangre se paga con sangre –Dice la joven amenazadoramente, clavando en la piel del cuello de su asechador unos afilados y desgarradores colmillos-, y las confusiones cuestan caro –agrega luego bajándose del cuerpo ahora inerte.

Ahora ella es la que sonríe satisfecha, sus técnicas nunca fallaban.

No hay compulsión que pueda obligarla, no hay regla que pueda detenerla, no hay vampiro que logre asustarla.

Ya que, los suyos ya no le deben lealtad a nadie, no se ven atado a nadie, están libres de defenderse y, están totalmente libres de tomar lo que quieran en la tierra; incluso la sangre de los de su mismo tipo.

Porque eso es todo lo que importaba; Sangre… Sin importar quien se interponga o el precio que se page por ella.

Un cuarto para las siete, la hora en que él sol se ha escondido y… Los vampiros salen a jugar, a cazar.

------------------------------------------
¿Les gustó? ¡Comenten!

Susan :P